AUTONOMÍA ENERGÉTICA: Una encrucijada vital.

Hace un tiempo que nos van llegando multitud de noticias sobre el fracking y su aprobación en algunos países del entorno europeo, sobre la inestabilidad de un gas natural venido de Rusia que amordaza a Europa, sobre las prospecciones de petróleo en las Islas Canarias, sobre las fluctuaciones de precios del petróleo, o sobre los recortes en energías renovables que atormentan a un sector que era ya muy maduro, en países como España.

Todas ellas son noticias que responden al actual estado en el que se encuentran nuestras políticas energéticas, y sobretodo hacen ver la gravedad de una situación que nos afecta a todos, no sólo a España, sino a otros muchos países en los que la dependencia energética del exterior empieza a ser un problema grave de estabilidad en sus economías.


Y es que la actual dependencia energética que tienen la mayoría de países respecto a unos pocos productores de combustibles fósiles, lleva ya un tiempo siendo motivo de debate, un problema grave que es preciso solventar cuanto antes, y que se ver reforzado cuando llegan épocas de crisis económica.

Evidentemente el planteamiento actual no puede seguir por el camino que ha llevado en estas últimas décadas, solventando nuestra voracidad energética a golpe de talonario, mediante la importación de unos combustibles fósiles que cada vez son mas caros, mas escasos y menos estables, mucho más aún cuando "el talonario" además ya no tiene el grosor de antes. 

España, Europa y muchos otros países del mundo se encuentran en una encrucijada energética en la que unos cuantos políticos van a acabar decidiendo nuestro futuro energético y nuestra posición en el mercado global para las próximas décadas, algo de lo que todos tenemos que ser conscientes.

Pero para entender en profundidad el problema, determinar su gravedad y urgencia, y poder tener un cierto criterio sobre su solución, tenemos que  analizar primero "Los Pecados" de la actual política energética, que es la que nos ha llevado a la situación que vivimos hoy en día.


Primer pecado capital: La DEPENDENCIA.

Dependemos de terceros países para alimentar nuestra voracidad energética y dependemos mucho. Nuestro actual sistema económico está asentado sobre el consumo energético, y dicho consumo se aleja mucho de la autosostenibilidad, dependiendo del suministro que nos llega del exterior.

Sólo a lo largo del año pasado, año 2013, España importó un volumen total de  14,3 millones de toneladas de productos petrolíferos diversos (entre gasolinas, querosenos, gasoleos, fueloleos, etc), y 57,9 millones de toneladas de crudo para la fabricación de derivados dentro del territorio, a lo que hay que unir un total de 375,5 Twh de gas natural, así como un total de 13,56 millones de toneladas de carbón del exterior, el gran olvidado en este tipo de estadísticas.

Sólo en petróleo importado España consume el equivalente a más de 64 estadios de fútbol como el Santiago Bernabeu llenos hasta arriba cada año.

Y esto teniendo en cuenta una tasa de dependencia energética neta (importaciones frente a consumo) que en España, gracias esencialmente a la crisis y a las inversiones sobre renovables realizadas en el pasado, ha bajado considerablemente, del 82% que tenía en 2008 hasta casi el 73% que se registraba en 2012. A pesar de ello seguimos siendo de los países europeos con mayor dependencia energética del exterior.

Elaboración propia. Fuente Eurostat - Informe de 17 Feb. 2014

Una dependencia tan fuerte de terceros países productores de combustibles fósiles supone poner un precio muy elevado a la supervivencia de nuestra economía. De hecho, nuestra dependencia energética pesa tanto dentro de la balanza comercial que, si eliminásemos estas importaciones de nuestras cuentas, España registraría superávit estructural.

A modo de ejemplo, en España se consumen al día entre 1,2 y 1,4 millones de barriles de petróleo, siendo el 99% de este petróleo importado, lo que supone un coste mínimo de 83,3 millones de euros al día, y todo ello asumiendo un coste de 86 dólares por barril, que es el precio más bajo al que se encontraba en el momento de diseñar este artículo, y en el que no se encontraba el barril desde 2010 (de hecho, el barril Brent llegó a estar a 115,79 Euros el 19 de junio de este mismo año).

Evidentemente a este consumo habría que añadir el realizado para el gas natural, que para el año 2013 se podría cifrar en más de 10.000 millones de euros al año, unos 27,4 millones de euros al día, así como el coste de la importación de los derivados del petróleo que consumimos del exterior, y el consumo de otros combustibles fósiles como el carbón, del cual el autoabastecimiento escasamente cubre el 20%, y que puede suponer un coste total de 1.100 millones de euros al año, unos 3 millones de euros al día.
photo credit: L.C.Nøttaasen via photopin cc
1 millón de euros  cada 10 minutos es la pérdida de dinero que España experimenta como flujo medio de renta emitido al exterior para suministrarse de combustibles fósiles en su día a día.



Segundo pecado capital: La INESTABILIDAD.

Resulta evidente que no somos autónomos desde el punto de vista energético al no disponer de recursos suficientes en materia de combustibles fósiles no renovables, y no conseguir suplir dicha deficiencia por otro medios alternativos, y por lo tanto dependemos considerablemente del exterior, tal y como hemos visto en el punto anterior.

Sin embargo, el problema no acaba aquí, hay que calcular una segunda derivada, y tener en cuenta la estabilidad de un suministro sobre el que se sustenta todo el estado del bienestar y la economía, con independencia incluso del coste económico que esto nos suponga.

Los combustibles fósiles y el gas natural que se proveen a España, y a buena parte de los países europeos, son un factor de riesgo en la estabilidad de sus economías muy importante.

Prueba de ello es cómo ha ido variando el patrón de suministro  en los últimos años, especialmente en el caso del crudo de petróleo. Mientras que en 2010 los principales suministradores eran Iran y Libia, el bloqueo económico al primero y la manifiesta inestabilidad de las fuentes de suministro del segundo, han terminado por trasladar el suministro a otros países, entre los que encontramos principalmente a México, Arabia Saudí, Rusia o Nigeria.

Elaboración propia. Fuente datos estadísticos CORES.

Sin embargo, estos cambios en el suministro podrían verse afectados nuevamente por las próximas elecciones a celebrar en Nigeria, en febrero del próximo 2015, el terrorismo de Boko Haram, que afecta a este país, o incluso el ébola. También podría verse afectado por las políticas de Rusia en sus relaciones con Europa y el conflicto que se mantiene en Ucrania, o por los riesgos de desestabilización yihadista que empiezan a trascender del norte de África.

Todo ello puede implicar en un futuro cercano la necesidad de cambiar nuevamente de fuentes de suministro, procurando así guardar un delicado equilibrio que nos permita garantizar el actual nivel de consumo.

En el caso del gas natural el suministro es necesariamente "mas estable", pues al venir en su mayor parte por gasoducto no puede variarse con facilidad de proveedor, como es evidente.

En España el origen del gas natural es fundamentalmente argelino, procedente del gasoducto Medgaz (Argelia-Marruecos-España), lo que nos ha permitido ser más ajenos al problema con el gas ruso y la crisis de Ucrania. 

Sin embargo, esta situación no está exenta de sobresaltos, pues la relación con Argelia sufre en muchas ocasiones de altibajos y problemas, resultando ser una relación tormentosa entre gobiernos y empresas. Basta indicar el litigio por los precios del gas, que Gas Natural Fenosa perdió frente a Argelia en los tribunales internacionales, y que ha costado 164 millones de euros (que vamos a pagar entre todos los españoles), o las acusaciones de ingerencia en temas políticos que recibió recientemente una delegación europea que se desplazó a este país.

Elaboración propia. Fuente datos estadísticos CORES.

Queda claro que, además de que en muchas ocasiones es necesario desvincular los principios morales y la ética para comprar combustibles, los países que nos suministran los mismos no son los más fiables en cuanto a su capacidad de suministro y/o estabilidad geopolítica, por lo que nuestro suministro energético queda constantemente comprometido por condiciones externas.

La situación requiere pues de un juego constante de diversificación en las fuentes de suministro, así como de la mas avanzada diplomacia entre países, de forma que se garantice siempre un suministro que es vital para el país.


Tercer pecado capital: El AGOTAMIENTO.

Por último, y ordenado por carácter de urgencia, está el hecho de que los recursos energéticos de los que ahora mismo dependemos no son renovables, se agotan y además según se agotan se encarece su suministro. Sin embargo, y aunque le parezca increíble al lector (que seguramente tendrá otras noticias a este respecto), este factor es el último en urgencia porque los recursos petrolíferos no muestran síntomas de agotamiento inminente.

De hecho, los datos demuestran claramente que no hemos llegado a nuestro culmen de explotación de los recursos fósiles en el planeta, estando actualmente el suministro garantizado para algo más de 53 años, para el caso del petróleo, y unos 55 años, para el caso del gas natural, al ritmo actual de consumo. Se puede además comprobar que dicho margen de suministro parece ampliarse año a año, sobretodo en el caso del petróleo, gracias al descubrimiento de nuevas reservas, por lo que la evolución de los estadísticos no parece alertar del agotamiento de estos recursos.

Elaboración propia. Fuente de datos Informe Estadístico Anual BP.

A estos datos sobre el consumo de petróleo hay que añadir el impacto que la aparición de nuevas técnicas como el fracking están teniendo sobre el mercado, ocasionando un cierto descenso en la demanda internacional de combustibles fósiles, amortiguado en buena parte por la guerra de bajada de precios que algunos países, como Arabia Saudí, están generando en los últimos meses precisamente para romper con la incursión de países que son competencia en la extracción de combustibles fósiles.

Tampoco el gas natural presenta síntomas preocupantes. Sus reservas también son abundantes y aunque no crecen al mismo ritmo que el petróleo, el consumo que se hace de este recurso en el mundo es aún "escaso" y se compensa con el crecimiento en las reservas probadas, por lo menos por el momento.

Elaboración propia. Fuente de datos Informe Estadístico Anual BP.

Sin embargo, lo que no reflejan los estadísticos claramente es que la investigación y explotación de nuevas reservas se hace cada vez más sobre recursos menos accesibles o de peor calidad y, por lo tanto, más costosos en su explotación y refino, algo que se traduce en la gráfica por una subida escalonada en las reservas probadas a golpe de reacción tecnológica frente a la disminución de las reservas y el incremento constante del consumo.

Por otro lado, un margen de maniobra como el que permiten los algo más de 50 años de suministro garantizado de combustibles fósiles no parece suficiente como para cambiar un modelo energético tan asentado en esta fuente de energía. De hecho, si mantuviésemos el volumen de reservas de crudo actualmente probadas y el ritmo de crecimiento en el consumo que se lleva experimentando hasta la actualidad inalterados, no serían más de 40 años los que nos quedarían de reservas de crudo realmente.

Dentro de estos factores decisorios debería estar un cuarto factor, que es el de impacto ambiental del recurso a lo largo de todo su ciclo de vida, como seguramente muchos lectores habrán detectado.
Sin embargo, y teniendo en cuenta las pruebas, no creo que este sea un factor decisivo en la toma de decisiones de los gobiernos de la gran mayoría de países, por lo que no he creído conveniente incluirlo, si pretendemos hacer una descripción real de la "fotografía" actual.

La única forma de solventar este problema es llegar, en la medida de lo posible, al autoabastecimiento, y aquí es donde cada país elige su destino, y donde nos encontramos muchos en estos momentos, esperando a que nuestros políticos decidan qué camino adoptar para fijar la política energética de las próximas décadas .....


BUSCANDO LA REDENCIÓN:

Conocido el problema, tenemos que pensar en la solución y analizar con criterio cómo lo están haciendo nuestros políticos para sacarnos de este agujero, algo que este artículo realizará para el caso concreto de España.

Frente a la dependencia del exterior, lo primero en lo que debería pensar cualquier país es en reducir el consumo. Si queremos ahorrar lo primero es "no hacer gasto", como dirían nuestros abuelos, así que uno de los pilares fundamentales que debería formar parte de las políticas en materia de energía de cualquier gobierno es, precisamente, el fomento del ahorro energético. 

      ... El ahorro como piedra angular de la política energética.

Esta misma línea de trabajo es la que propone Europa como pilar fundamental de la política energética común, obligando a los países miembro a generar planes de acción en materia de ahorro y eficiencia energética. Dichos planes deben establecer objetivos claros de reducción en energía final y primaria para los diversos sectores implicados, en el corto y medio plazo, estandarizando además las herramientas para su seguimiento.

En España ese plan de acción, ya en su segunda edición, está comandado por el IDAE (Instituto de Ahorro y Diversificación de la Energía), y fija líneas de trabajo en las principales áreas de interés, conformando un plan en el que encontramos 41 medidas concretas para el ahorro en industria, transporte, edificación y equipamiento, servicios públicos, agricultura y pesca, y transformación de la energía, a adoptar en el periodo 2011 a 2020.

Pero, ante las actuaciones programadas por los distintos planes nacionales, cabe preguntarse ... 

¿Estamos consiguiendo realmente ser eficientes y ahorrar?.

En el caso de España, llama especialmente la atención la falta de coherencia en muchas ocasiones de determinadas líneas del mencionado plan frente a las políticas reales finalmente adoptadas por el gobierno. 

A modo de ejemplo se puede usar el amplio apoyo que el plan de ahorro hace a las cogeneraciones, que copan las seis medidas previstas en el sector de la generación de energía, y que sin embargo no tiene su reflejo en las políticas finalmente ejecutadas por el gobierno español. 

De hecho,  el gobierno más que favorecer la implantación de la cogeneración en la industria, lo que ha hecho ha sido actuar en su contra, penalizándola, y terminando por conseguir que caiga en recesión, junto con el resto de las energías del régimen especial, al "demonizarla" y considerarla como un negocio financiero más que busca el beneficio fraudulento de las empresas a partir de la generación de energía eléctrica en exclusiva, siendo además culpable del déficit tarifario.

Esta falta de coherencia, junto con la directa ausencia de acciones reales y efectivas para el ahorro y la eficiencia, tienen su reflejo en los datos existentes, que si bien confirman un descenso en las importaciones y en el consumo de combustibles, parece que reflejan más fielmente la actual situación de crisis económica que una eficiencia real en las medidas de ahorro.

De esta forma,  tal y como se puede ver en la siguiente gráfica, si bien se observa una cierta reducción en el consumo de productos petrolíferos hasta 2008 (año de inicio de la crisis), esta es debida en buena parte a un incremento sustancial en el consumo de gas natural, extraordinariamente potenciado en España en esos años, antes que a las medidas destinadas a la eficiencia energética. 

A partir del año 2008, como se puede observar, ambas gráficas se inclinan en un descenso vertiginoso que lo único que anuncia es una crisis de dimensiones importantes, que por el momento además no da signos de haberse superado.

Elaboración propia. Fuente: Datos históricos de consumo de CORES.


Por lo tanto, se puede decir que las medidas de ahorro y eficiencia poco están haciendo en España por garantizar un autosuministro energético, si no que más bien buena parte del "éxito" en la reducción del consumo exterior se lo debemos a la crisis

Este factor, sin embargo, una vez que se consiga superar, volverá a generar un repunte en los consumos del exterior y por lo tanto un incremento en nuestra dependencia, un hecho que se traducirá además en un descenso de nuestra competitividad frente a otros países, que si que habrán hecho sus deberes en  esta materia.

Por otro lado, además de actuar en reducir el consumo, la tarea de cualquier país dependiente debe estar en buscar fuentes de suministro propias que permitan la independencia frente a terceros, respondiendo a las necesidades que se tienen.

En este sentido las líneas de trabajo pueden ser dos, que analizaremos a continuación desde el punto de vista de España:


      ... Mis propios Recursos NO Renovables.

Una opción que podría resultar interesante es la búsqueda de los recursos fósiles que puedan existir en el país, y que serían fácil y rápidamente introducibles en el mercado energético existente.

España dispone actualmente de poco más de cinco prospecciones petrolíferas en su territorio preparadas para abastecer el mercado con recursos propios, pero no llega con ello a cubrir siquiera el 1% de las necesidades del país

La prospección más productiva es la de Montanazo-Lubina, propiedad de Repsol, y ubicada en las costas de Tarragona. Esta instalación empezó a ser explotada de forma efectiva en 2012, tras el descubrimiento del recurso en 2009, y se encuentra una o dos órdenes de magnitud por encima de todas las demás (en cuanto a capacidad de producción), proporcionando actualmente ya el 79% del crudo actualmente autoabastecido en España.

Sin embargo, el crudo que proporciona Montanazo-Lubina tiene un periodo de vida útil estimado de 5 a 7 años, por lo que no parece presentarse como una solución factible a largo plazo para nuestro problema de dependencia del exterior.

Quizá esta sea la razón que subyace detrás de la autorización que finalmente el gobierno español ha dado a Repsol para la investigación de los recursos petrolíferos en las Islas Canarias, y que llevaba encima de la mesa de nuestros gobernantes prácticamente una década, ya que estas prospecciones prometen inicialmente, y en caso de demostrarse exitosas, reducir un 10% las importaciones que realizamos de crudo y por lo tanto la factura que el país tiene que pagar.

En cualquier caso, las reservas de petróleo en España, a pesar del potencial de futuros descubrimientos, no parece que puedan permitir el autoabastecimiento, y siempre será necesario suministrarse del exterior para satisfacer las necesidades del país, por lo que las actuales políticas no parece que puedan satisfacer el autoconsumo en esta línea.

Respecto al gas natural, la producción nacional está en una situación aún peor, pues España no es un país con reservas de interés de este combustible, y por lo tanto su generación escasamente cubre el 0,2% del consumo nacional en la actualidad.

Esta misma situación se repite en muchos países del entorno, algo que quizás esté provocando que alguno de ellos se esté planteando seguir la senda de los Estados Unidos y promocionar la línea conocida como Fracking, del que hace tiempo tuve la oportunidad de analizar sus pros y contras en el artículo "El Famoso Fracking".

Esta nueva técnica del Fracking, no exenta de polémica desde el punto de vista de su seguridad e impacto ambiental, permite la extracción de hidrocarburos gaseosos (conocidos como shale-gas) contenidos en yacimientos no convencionales (rocas de esquistos) en los que se encuentran confinados, y para los que se necesita de la inyección de agua y productos químicos a presión para fracturar la roca y lograr liberar el gas que se encuentra en ellos.

photo credit: WildEarthGuardians via photopin cc

A nivel mundial, el shale-gas (gas que se obtiene a partir del fracking) se vende como la solución a la dependencia energética, pues según los estudios realizados actualmente, permitiría el suministro de gas durante aproximadamente 63 años, encontrándose reservas en más de 42 países de todo el mundo.

En España, los primeros estudios realizados hablan de una producción que podría dar cobertura al consumo interno durante unos 55 años, con una extracción cercana a los 2000 bcm (unos 2 billones de metros cúbicos de shale-gas), aunque los números en este punto varían aún mucho de un estudio a otro.

Quizás estas últimas cifras sean la razón de que en España, y a pesar de la oposición manifiesta de varias autonomías como Andalucía, Navarra, La Rioja o Cataluña, el fracking parezca estar también dentro de las prioridades de actuación del gobierno como solución al suministro de gas, habiéndose recurrido incluso al Tribunal Constitucional aquellas leyes autonómicas que impedían o ponían moratorias a este tipo de extracciones.

Las actuaciones llevadas a cabo por el ejecutivo desde el año 2013, mediante la aprobación de permisos de exploración en diversos puntos de la geografía nacional, así como mediante la preparación de reformas legislativas en las leyes de Minas y de Hidrocarburos, parecen confirmar esta tendencia, y llevan vías de conducir a la implementación del fracking a nivel nacional como una técnica aceptada para la extracción de gas, situando a España en la liga de países pro-fracking.

Además de los famosos recursos petrolíferos de las Islas Canarias, que compartimos con los marroquíes, y del potencial de suministro de gas del Fracking, que si que podría proporcionar un autoabastecimiento durante un periodo más prolongado, España no dispone de soluciones de suministro fósil más inmediatas o cuantiosas.

En este sentido, la búsqueda de alternativas parece estar derivándose al aprovechamiento de recursos procedentes de la gestión de residuos, donde también podría estar abriéndose un mercado alternativo. La generación de biogás mediante la codigestión de lodos de distintas características, la utilización de combustibles alternativos recuperados en procesos industriales y sistemas de combustión especiales, o la utilización de nuevas técnicas de pirólisis para la reconversión de residuos plásticos y neumáticos en crudos reaprovechables, podría representar una parte importante de la solución de dependencia exterior.

En cualquier caso, los recursos planteados en este apartado, no sólo no nos independizan en su totalidad del exterior, sino que continúan siendo no renovables, y su disponibilidad, al igual que se planteaba con anterioridad a escala internacional, irá progresivamente en detrimento, encareciendo y empobreciendo con su uso al país.

Parece lógico en este sentido, con independencia de consideraciones sobre la búsqueda o no de alternativas mas o menos inmediatas de autoabastecimiento en el uso de combustibles fósiles, que la tendencia más lógica vaya en el camino de potenciar el uso de recursos renovables procedentes del mismo país.


      ... Mis propios Recursos Renovables.

Los recursos renovables que pueda presentar cada país, ya sea energía solar, térmica o fotovoltáica, energía eólica, energía marina, energía geotérmica, la hidráulica, la derivada de la biomasa, el biogás, etc., son los únicos que de verdad pueden garantizar un suministro energético a largo plazo autónomo y sostenible, por lo que las políticas deberían estar siempre orientadas a su promoción e implantación progresiva.

Eólica. Fuente de origen: Propia.
En este aspecto, España es una potencia en energías renovables, tanto desde el punto de vista de existencia de recursos, dado que es uno de los países con mayor radiación solar de Europa y disponemos de una de las mayores extensiones de territorio, como desde el punto de vista de la implantación tecnológica, con sectores como el eólico, así como desde la perspectiva de la capacidad para la generación energía.

De hecho, la buena promoción realizada hasta hace bien poco de las energías renovables en nuestro país ha hecho que este sector se haya convertido en parte fundamental de nuestro mix energético, y España sea hoy en día abanderada de sectores como el eólico a nivel internacional.

De la electricidad generada a lo largo del año 2013, el régimen especial representaba ya casi el 42,6% de la generación neta del país. Si hablamos de energías renovables, propiamente dichas, la generación ha supuesto durante el 2013 un 43,3%, gracias a la importante contribución de la energía hidráulica, que en España supone habitualmente cerca de un 13% de la generación.

Contamos de hecho con más de 22.900 MW de potencia eólica instalada, en mas de mil parques eólicos repartidos por todo el territorio, lo que nos permitió ser el primer país del mundo en convertir a una energía renovable (en este caso la eólica) en la primera fuente de suministro del mix energético durante todo el año 2013, con una generación de 54.478 GWh y una cobertura eléctrica del 20.87%.

Otros sectores, como el termosolar, se han convertido en la primera energía eléctrica en Comunidades Autónomas como Extremadura, y han experimentado un crecimiento en la generación de energía espectacular, llegando en 2013 a los  4.430 GWh, un 1,7% de la generación neta en poco más de 6 años de historia, lo que situó al país como la primera potencia termosolar en todo el mundo.

Y no sólo somos una potencia en cuanto a los recursos renovables disponibles en nuestro territorio, y a la generación de energía a partir de los mismos, sino que España es también, gracias a los esfuerzos realizados hasta el momento, una potencia de carácter mundial por su exportación de tecnologías e implantación a nivel internacional de sus empresas.

De hecho, somos el quinto país del mundo en patentes eólicas, y el tercer exportador de aerogeneradores, después de Dinamarca y Alemania,  habiendo suministrado tecnología "made in Spain" a cerca de 57 países de todo el mundo, entre los que se cuentan como principales clientes Francia, Italia, la misma Alemania, Reino Unido o Estados Unidos.

Sin embargo, este cuento idílico, y este prestigio internacional, parecen no estar acordes con las políticas estatales en cuanto a la promoción de las energías propias y renovables. De esta forma, ante la acuciante crisis que nos constriñe, y el déficit de tarifa eléctrica que existe en España, el gobierno decidió en su momento interpretar que la culpabilidad es de las energías renovables y las cogeneraciones, debido a las ayudas que estas tecnologías cobran por generar energía, procediendo a recortar por la parte más débil del sistema.

Evidentemente, estos recortes no consideran sin embargo las ayudas a las grandes eléctricas por la compensación de costes por transición, los pagos en concepto de moratoria nuclear, los pagos por disponibilidad que se hacen a las centrales de ciclo combinado, que hace unos años se promovieron desaforadamente y que ahora tienen que estar paradas, o las indemnizaciones millonarias que se pagan por proyectos fallidos como Castor o demandas como la del gas natural de Argelia.

Para "ahorrar" en la factura eléctrica y evitar los "costes" de la generación de energía renovable, el gobierno español inició en 2012 una serie de reformas legales que fueron vulnerando los principios de retroactividad, seguridad jurídica y confianza legítima, y recortando progresivamente las retribuciones sobre las que se había asentado el mercado de las energías renovables, generando incluso una avalancha de demandas nacionales e internacionales contra el estado Español. La introducción de impuestos a la producción, la retirada de primas de generación, los cambios en las revisiones de las tarifas, y la reciente aprobación de los parámetros retributivos definitivos, aprobadas por diversas leyes y reales decretos han afectado gravemente a la rentabilidad de estas instalaciones, y han dado al traste con la magnífica progresión de las renovables en España.

El año 2014 ya anuncia el grave efecto que las nuevas regulaciones están suponiendo sobre la industria de las renovables e incluso sobre las tecnologías de combustibles fósiles más eficientes, como son la cogeneración, que también han sufrido los recortes, marcando un cambio definitivo de la tendencia seguida hasta ahora, tal y como se puede observar en la siguiente gráfica, en la que se ve la evolución en los porcentajes de contribución en la generación de energía.

Elaboración propia. Fuente: Datos históricos de generación de REE.

En 2014, y por primera vez en la historia más reciente del mercado eléctrico español, la generación en régimen especial se contrae, y las energías renovables pierden los records de cuota en la generación que alcanzaban justo el año anterior, cediendo a favor de la energía nuclear y el carbón, este último además en su versión más rancia de generación (no se vaya a pensar el lector que ni siquiera la política ha favorecido el clean-coal). 

Esto ha provocado un declive en la industria de las renovables española, que busca ahora en el exterior el mercado que le ha sido cercenado en el interior, pero que aún así está llevando a los más dependientes del mercado nacional (generalmente los más pequeños y más desprotegidos) a la más absoluta ruina, algo que se ve reflejado en los EREs y cierres que se están experimentando en los últimos años.



Fuentes de referencia utilizadas y/o enlaces de interés.
 

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