Regreso al Futuro V. Preparando el terreno a DOC.

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Seguramente casi todos los que leemos este blog recordemos con añoranza el estreno de la saga "Regreso al Futuro" en 1985 (Back to the Future).... ¡Qué recuerdos!, y ¡Qué viejos que somos algunos ya!

También, seguramente muchos recordemos cómo el Doctor Emmett Brown ("DOC" para los amigos) comienza sus viajes en el tiempo mediante la instalación de un condensador de fluzo (como se le llamó en España) alimentado por plutonio e instalado en un flamante y futurista DeLorean, sustituyéndolo con posterioridad por un generador de energía a partir de basura (cuando regresa precisamente del 2015 al final de la primera película o primeros de la segunda).... Pues bien, ya estamos prácticamente en el 2015, el futuro ya es presente, y cabe preguntarse si, con el estado actual de la tecnología, "Doc" va a poder o no hacer algo con el DeLorean.


Quizás la visión de Robert Zemeckis no fuese tan desencaminada, y no nos quede tanto para conseguir lo que en 1985 nos parecía una quimera de un futuro muy lejano y, a la par, muy optimista. 

Veamos por qué....

Los residuos sólidos urbanos (RSU), o lo que conocemos como basura, son aquellos residuos producidos en los domicilios y actividades o servicios de los núcleos urbanos, que se asimilan a la vida diaria de cualquier persona, estando formados por distintos tipos de desechos (denominados fracciones) que le aportan una composición muy heterogénea y variable, y entre los que destacan: 
  • la fracción orgánica (restos de comida, poda, mantenimiento de jardines, etc) con un 44% aproximadamente del total.
  • el papel y cartón, con un porcentaje aproximado superior al 21%, y una de las fracciones que más ha subido en los últimos años debido a su inclusión generalizada en envases y embalajes.
  • el plástico, empleado de forma masiva en la sociedad actual, y que supone aproximadamente un 11% de la basura diaria, proveniente también en su mayor parte de los envases y embalajes de productos.
  • el vidrio, con una incidencia aproximada del 7%.
  • metales diversos, tanto férricos y no férricos, con un porcentaje aproximado del 4%, entre los que destacan por ejemplo el aluminio, utilizado en refrescos y tetra-briks, o la hojalata, un compuesto férrico utilizado para latas de conserva y otros productos.
  • Otros diversos, con porcentajes inferiores, pero que no se deben despreciar, pues suelen representar las fracciones de mayor peligrosidad.
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El secreto está en la selección...

Si  recordamos la escena de "Regreso al Futuro", DOC recoge de la basura una peladura de plátano y otra de patata, algún que otro resto de comida y los restos de un refresco que alguien no había terminado, y lo vierte directamente al depósito del condensador de fluzo. 

Resulta evidente que DOC dispone de un sistema específicamente diseñado para aprovechar la energía disponible en la fracción orgánica de los residuos urbanos, algo que, por otro lado, es completamente lógico e inteligente, si pensamos que estos no dejan de ser pura biomasa que puede aportar mucha energía renovable.

Pero si nos fijamos bien en la escena, hay un aspecto interesante que sigue siendo el caballo de batalla en el futuro: la segregación de los residuos urbanos. El cubo de la basura en el que rebusca DOC está lleno de todo tipo de desperdicios, y es el propio DOC el que tiene que seleccionar para buscar lo que realmente tiene valor.

Esta mismo problema: la selección de los residuos en origen, continua siendo la asignatura pendiente de los residuos sólidos urbanos en todos los países, aunque el grado del problema varía evidentemente en función del nivel de avance del país y el grado de concienciación de sus ciudadanos.

Por ejemplo, en España, son todavía muy pocas las iniciativas que existen para recoger de forma selectiva los residuos del denominado canal HORECA (hostelería, restauración, cafeterías) y tratarlos de forma específica, o las que consiguen una segregación en origen correcta de los biorresiduos, que normalmente se destinan al contenedor genérico, separados con mucho de los envases, el vidrio y el papel.

Otro ejemplo interesante, especialmente en los países mediterráneos, es la práctica ausencia de sistemas de recogida generalizados para los aceites y grasas, materia prima para la producción de biodiesel de primera generación, que DOC también podría plantearse utilizar para su DeLorean.

Tal y como pudimos ver en el artículo Los Biocombustibles (parte 2), bastante más de la mitad de los aceites usados en España quedan fuera de los circuitos de recogida selectiva, obligando a los productores de biodiesel a importar aceite usado de otros países, lo cual es un ejemplo más de la mala praxis en la gestión de residuos en origen.


Energía con los biorresiduos.

Además del problema de la segregación de los residuos, que obligará a DOC en el futuro a seguir metiéndose en el cubo de la basura para coger aquellos materiales que precise, es probable que se encuentre con que también en el futuro continuemos destinando mayoritariamente la fracción orgánica de los residuos a vertedero, como mucho a compostaje o incineración. Tres soluciones de gestión que no contemplan como prioritario el aprovechamiento energético, por lo que no le será sencillo encontrar una solución tecnológica eficiente para el DeLorean.

Sin embargo, no hay que ser pesimistas, existen otras formas adicionales de asumir la gestión de esta fracción orgánica que suponen la posibilidad de generar un combustible o una energía aprovechable y, por definición, renovable, contemplando además la posible inclusión de otras fracciones también con valor energético como el papel, la madera, los textiles o los restos celulósicos no segregados.

Existen ya instalaciones a escala industrial que utilizan la fracción orgánica biodegradable de la basura para obtener energía, atendiendo a dos posibles vías de digestión anaerobia de los residuos: la metanización y la fermentación.

La generación de biogás con los residuos orgánicos. 

La generación de biogás a partir de la basura no es ninguna novedad. Los propios vertederos de residuos sólidos urbanos disponen de sistemas para el venteo y la recolección del biogás generado en la digestión de los residuos que se produce de forma natural en su interior, que puede llevarse a una antorcha para su combustión directa o, en algunos casos, puede llegar a ser aprovechado para su valorización energética e incluso la generación de electricidad para su exportación a la red, existiendo ya plantas con generaciones que pueden ir desde los 4MWh a los 10 MW.

Sin embargo, existe también la posibilidad de llevar la fracción orgánica biodegradable de los residuos urbanos (FORSU), previamente segregada del resto de residuos, a sistemas específicos para la generación de biogás, que luego puede ser utilizado para la generación energética. De hecho, este sistema es el que se considera a nivel europeo como más adecuado para el tratamiento de los "biorresiduos" (residuos de cocina, restos de poda de jardines y residuos de plantas de transformación de alimentos asimilables a los anteriores), junto con el compostaje "habitual".

En la generación de biogás es necesario tratar los biorresiduos de forma previa, al objeto de facilitar la etapa principal de digestión, aumentando el biogás generado y reduciendo el tiempo de residencia en el proceso, o mejorar las condiciones higiénicas del residuo. Se usan como pretratamientos habituales procesos mecánicos como la trituración, la homogeneización o la maceración, o procesos térmicos / químicos, que permiten higienizar el biorresiduo y romper las macromoléculas aumentando su biodisponibilidad, como la pasteurización o el ajuste de pHs a altas presiones.

Existen también pretratamientos biológicos como el enzimático o el ensilado previo, destinados también a la hidrólisis de las macromoléculas, e incluso últimamente se están estudiando e implantando técnicas de cavitación y calentamiento mediante ultrasonidos y microondas.

Una vez pretratados, los biorresiduos ingresan a un bioreactor o digestor, donde se lleva a cabo un complejo entramado de digestiones bacterianas en ausencia total de oxígeno que básicamente consisten en cuatro etapas enlazadas de hidrólisis, acidogénesis, acetogénesis y metanogénesis, a través de distintas vías, que terminan por generar el biogás.

El proceso podrá variar en función del tipo de digestor utilizado, normalmente de mezcla completa o de pistón, el rango de temperatura en el que se lleve a cabo la digestión, o incluso del número de etapas de que se dote al proceso, ya que en ocasiones se puede llevar a cabo en dos etapas diferenciadas, una primera principalmente hidrolítica y una segunda metanogénica. 

En cualquier caso el resultado final es la producción de un biogás "rico" en metano (60%), CO2 (35%) y vapor de agua (3,2%), así como trazas de productos de la digestión como amoniaco (0,7 mg/m3) o sulfhídrico (500 mg/m3), cuyo poder calorífico inferior ronda en estos porcentajes medios en las 5.300 Kcal/Nm3.

Biorreactores junto a generadores Eólicos - Foto deMike Steinhoff en Flickr
El potencial del biogás es enorme. Por ejemplo, sólo en Europa se genera un total de casi 90 millones de toneladas al año de biorresiduos. Teniendo en cuenta que sólo una tonelada de estos residuos podría llegar a generar aproximadamente unos 200 m3 de biogás mediante el uso de digestores, y que estos darían para generar unos 300 KWe en una turbina de generación, nos podemos hacer una idea aproximada de la capacidad de generación de que se dispone en la actualidad (unos 27 TWe). Y esto sólo hablando de energía eléctrica y biorresiduos procedentes de los residuos urbanos, imaginemos que ocurriría si incluyésemos además los residuos orgánicos procedentes de industrias, la ganadería, o los lodos de depuradora, o incluso que nos planteásemos técnicas con un mayor aprovechamiento energético como la cogeneración.

De este hecho ya se han dado cuenta países como Alemania y Reino Unido, que acaparan prácticamente el 70% de la producción eléctrica con biogás en toda Europa, tal y como se puede ver en el siguiente gráfico. En Alemania, de hecho, la generación eléctrica con biogás ya supera a otros sectores renovables como la solar fotovoltaica, con una producción bruta de 16,2 TW en 2010.

Producción bruta de electricidad a partir de Biogás en Europa.
Elaborado a partir de datos del EurObserv'ER
Existen además proyectos, como el agroBiomet en España, que buscan depurar y enriquecer este biogás incrementando la concentración en metano mediante la eliminación de otros componentes habituales como la humedad o el CO2, lo que permitiría su utilización como biocombustible en motores, y ya hay muchas instalaciones de generación de biogás que están inyectando el mismo, una vez depurado y tratado, a la red de suministro de gas natural.

De hecho, el biogás se está convirtiendo en los últimos años en uno de los nuevos campos de batalla para los nuevos desarrollos y tecnologías de generación de energía renovable, con línea de investigación muy interesantes en materias como las codigestiones de diferentes residuos, y es previsible que en esta década nos depare grandes alegrías e interesantes alternativas a la actual dependencia energética de muchos países.
La generación de bioetanol.

La otra forma con la que se puede generar energía mediante la digestión de los biorresiduos es la que busca la obtención directa de un alcohol, el bioetanol, que sirva como combustible aplicable a automoción, tecnología que ya se describía dentro de la segunda generación de biocombustibles que podíamos ver en el artículo Los Biocombustibles (parte 3).

La idea es aprovechar los azúcares contenidos dentro de la biomasa residual, especialmente de aquella derivada de la materia orgánica vegetal de rechazo, que suele ser la mayor parte de los biorresiduos, para generar una fermentación alcohólica del biorresiduo y producir etanol.

La problemática principal de esta tecnología, como ya se detallaba en el artículo sobre biocombustibles, es la correcta selección de los residuos y la necesaria hidrólisis inicial que se debe realizar de los mismos para romper la lignina, la celulosa y la hemicelulosa de la biomasa y liberar los azúcares que deberán fermentar con posterioridad para producir el alcohol. Esta fase previa a la fermentación alcohólica era hasta el momento la más cara de todo el proceso y afectaba a la viabilidad económica del mismo. 

Sin embargo, los logros en la investigación para obtener enzimas y sistemas enzimáticos avanzados más eficientes que llevasen a mayores rendimientos en la producción de azúcares simples, así como en la ingeniería genética, han permitido que ya sea posible hablar de plantas a escala industrial que permiten la obtención de bioetanol a partir de los biorresiduos.

Aunque la generación de bioetanol tiene su mayor rango de aplicación en la gestión de biomasas vegetales, donde presenta un mayor potencial, también existen iniciativas desarrolladas para el tratamiento de la fracción correspondiente de los residuos urbanos.

Una empresa pionera en España en esta línea es Abengoa, que en Abril de este año anunciaba que comenzaba a producir bioetanol a partir de residuos sólidos urbanos en su planta de demostración de Babilafuente (Salamanca) con una línea que permitía el tratamiento de 25.000 Tm de RSU para obtener 1.500 m3 de etanol. Este mismo sistema ya lo tiene implantado en el mercado norteamericano, concretamente en su planta de York (Nebrasca) y tiene previsto implantarlo en su planta de Hugoton (Kansas) donde llegará a una capacidad de producción comercial estimada de 100.000 m3 de etanol.


Refinando la biomasa.

Esta claro que DOC podría mover el coche con la digestión biológica de los biorresiduos pero, ¿podría arrancarlo nada más echar los residuos al depósito del condensador de fluzo, como hace en la escena?: Evidentemente no. Las reacciones biológicas que hemos visto son muy complejas y también muy lentas, por lo que seguramente no sean por las que se decante DOC en el 2015 para sustituir la energía nuclear. 

Pero no perdamos la esperanza, aun así dispone de alternativas interesantes, y mucho más teniendo en cuenta la oferta tecnológica que se empieza a vislumbrar en los últimos años retomando "viejas técnicas" de transformación.

Una de las líneas de trabajo con la biomasa, que más intereses está despertando en los últimos años, es aquella que adopta una visión química de la misma y la convierte en la materia prima de carbono, hidrógeno y oxígeno para llevar a cabo procesos de descomposición elemental y formulación de hidrocarburos sintéticos de alta calidad útiles como combustibles de automoción o medio de generación energética.

Con este concepto nacen las biorefinerías y los procesos de transformación termoquímica que consiguen convertir la biomasa en diversos combustibles de la más alta calidad, empezando por una descomposición básica de los compuestos mediante gasificación o pirólisis, para terminar por la generación de compuestos petroquímicos muy diversos mediante reacciones catalíticas y posterior tratamiento del crudo, tal y como se muestra en el siguiente esquema general de fases, donde se recogen las principales vías de tratamiento termoquímico de la biomasa residual que existen en la actualidad (en líneas generales y buscando el concepto completo de gesión BtF).


Gráfico de elaboración propia.

Los principales procesos que inician cualquier conversión termoquímica son la gasificación, que predomina entre las técnicas escogidas habitualmente, y la pirólisis, que es una reacción termoquímica que es parte también de la gasificación:
La pirólisis es una transformación termoquímica utilizada desde tiempos inmemoriales, que se produce en ausencia de oxígeno, a temperaturas que van de los 400ºC a los 650ºC, a presión, y con velocidades de calentamiento muy elevadas.
Este proceso terminar densificando la energía que contiene la biomasa y produciendo carbón (también denominado biochart) en un 15%, gases combustibles también en un 15% y una serie de bio-aceites con composición variable, en un porcentaje aproximado del 70%.
Al ser una técnica sencilla y muy fiable se utiliza con cierta profusión a pequeña escala, y en los últimos años parece que se empieza a presentar soluciones factibles para la valorización energética de la biomasa y la producción de combustibles a  mayor escala a través de la denominada como "pirólisis rápida" (disminuyendo el tiempo de calentamiento por debajo de los 2 sg), o la investigación para el aprovechamiento y refinado de los bio-aceites resultantes (70 a 75%), más allá de su "problemática" utilización en motores de combustión.
La gasificación consiste en convertir un residuo carbonoso en un gas sintético (denominado syngas) compuesto principalmente de CO, H2 y CH4, así como restos de otros gases no combustibles. La composición y poder calorífico puede fluctuar en función del residuo utilizado, los procesos de gasificación seguidos y el agente gasificante utilizado, pero se suelen alcanzar ya eficiencias de conversión del 90% o superiores, si se retorna a gasificación parte del material particulado recogido, con poderes caloríficos de hasta los 2.600 Kcal/Nm3.
Para llevar a cabo esta conversión, la biomasa recorre un camino, normalmente a contracorriente del agente gasificante, en el que se produce su secado (a temperaturas de más de 100ºC), su pirólisis (a unos 300ºC), y su posterior gasificación, que incluye reacciones de reducción y oxidación (a unos 900ºC).

Los sistemas convencionales de gasificación requieren que la biomasa presente una composición homogénea, una densidad mínima del residuo de unos 250 kg/m3, un tamaño de partícula que puede ir entre los 2 a 3 mm de diámetro, y una humedad inferior al 15% que no dispare los costes energéticos empleados en su secado. Esto requiere un pretratamiento previo de la biomasa, destinado a su adaptación a los requerimientos del equipo de gasificación, y puede suponer un limitante para el uso de determinados flujos de biomasa... A DOC no se le ocurriría jamás con este sistema, o por lo menos en su diseño tradicional, echar el contenido de la lata en el depósito del DeLorean, tal y como hace en la película.
Sin embargo, las nuevas tendencias tecnológicas en la gasificación están llevando al diseño de equipos que trabajan en condiciones más extremas, permitiendo parámetros de entrada más flexibles, y consiguiendo rendimientos superiores a los alcanzados por los equipos "tradicionales". Las mejoras en los equipos de lecho fluidizado, su integración con los ciclos combinados, la aplicación del plasma en los sistemas de gasificación o la utilización de parámetros supercríticos para la gasificación (con temperaturas de más de 375ºC y presiones de 220 bares) abren un futuro prometedor para la gasificación de los residuos.
Existen ya diversas experiencias para la gasificación de biomasa residual, o incluso para la gasificación de la fracción CSR (combustibles sólidos recuperados) de los residuos urbanos y el aprovechamiento energético del Syngas para la generación de energía, así como para la pirólisis rápida de la biomasa residual y la combustión de sus distintas fracciones en motores especialmente adaptados.

Menos numerosas, y en su mayor parte en escala pre-industrial o experimental, se encuentran aún las tecnologías que se llevan a cabo en todo el mundo para la obtención de combustibles sintéticos, que escasamente llegan al medio centenar. En todo caso, la tecnología de biorrefino, en sus diversas variantes, parece ser el futuro en el tratamiento de la biomasa residual.

Así, DOC podría pensar en el 2015 en convertir al Delorean en una pequeña y compacta biorrefinería en la que, al añadir los biorresiduos al depósito del condensador, se produjese una gasificación de los productos  que, o bien podrían utilizarse directamente para su quema en el motor del vehículo, de similar manera a como hacían nuestros abuelos con el carbón en los antiguos motores de gasógeno, o bien podrían utilizarse para polimerizarse en su interior y generar combustibles depurados de uso directo en el motor original del DeLorean.

Ambas son opciones tecnológicamente viables y DOC podría plantearse estos sistemas para modernizar el condensador de fluzo a partir de una tecnología antigua ampliamente mejorada.

Vehículo alemán con motor de gasógeno de 1941.
Foto de Mattes


No sólo de biorresiduos vive el DeLorean.  

Otro hecho relevante en esta famosa escena de la película es que vemos como DOC, tras echar los residuos orgánicos y los restos líquidos, termina por tirar también dentro del depósito la lata de aluminio, tras separar convenientemente los restos líquidos de la lata.

Muchos escépticos pensarán que Robert Zemeckis "perdió el norte" en esta escena: ¡Cómo va a ser posible sacar energía de una lata de aluminio!. Sin embargo quizás fuese un visionario, el nuevo Julio Verne de nuestros tiempos, o quizá sirviese de inspiración a esos "científicos frikis" que gracias a Dios existen por el mundo. El caso es que la escena también será posible cuando llegue el 2015.

Lo han demostrado los científicos Aleix Llovet y su profesor, Xavier Salueña, de la Universidad Polítecnica de Cataluña (UPC), a través de su Proyecto dAlH2Orean (para ponérselo facil a DOC cuando busque información en San Google) con el que han creado un motor que cierra el ciclo del Aluminio dentro de un coche de control remoto.

El principio es "simple" y a la vez genial. Se hace reaccionar el aluminio elemental, un metal anfótero, en un medio muy básico, como por ejemplo el hidróxido de sodio, en el que además se incluye una sal metálica que hace las veces de catalizador de la reacción, de forma que se produce aluminato de sodio (NaAlO2) e hidrógeno (H2). 

La reacción una vez que se produce es altamente exotérmica y genera grandes cantidades de hidrógeno gas, que tras pasar por una serie de procesos de filtrado para eliminar hidróxidos (en filtros de vinagre) y humedad (con un filtro de sílice), se utiliza en el prototipo diseñado dentro de una pila de combustible, que genera la energía necesaria para conseguir que el coche alcance los 30 km/h, alimentándose sólo con anillas de aluminio.

El prototipo dAlH2Orean de la UPC
Gentileza de Xavier Salueña

El invento, actualmente patentado, ha terminado por generar una empresa de base tecnológica, llamada ALHYMotion, que busca la transferencia de esta tecnología a los sectores interesados, ofreciendo soluciones de reciclado del aluminio para la generación energética en sectores industriales, de automoción, naval, etc.

Pero es que no sólo la basura orgánica o el aluminio de las latas podrá ser fuente de energía en el 2015 para DOC, otras fracciones muy importantes de los residuos urbanos, como son los plásticos, se están convirtiendo también en el punto de mira último de la generación de combustibles. Al fin y al cabo los plásticos no son más que polímeros de cadena larga cuyo principal componente es el carbono, y como tales son susceptibles de pasar a convertirse en combustibles, que no son mas que polímeros de cadena corta.

Así lo proponen como solución varias empresas, alguna de ellas como O2E Technologies premio Sustainia en 2013, que contemplan la despolimerización catalítica de los plásticos como una vía para el reciclaje de los mismos mediante su conversión en combustibles ligeros que pueden asimilarse a los actualmente disponibles,  llegando a eficiencias de hasta el 90% de conversión de los hidrocarburos.

El proceso consiste en someter al residuo plástico a temperaturas que pueden estar entre los 250ºC y los 400ºC, en presencia de catalizadores de la reacción y en ausencia de oxígeno (lo que en muchas ocasiones hace que se compare con la pirólisis), consiguiendo que las cadenas de carbono se descompongan  generando gases no condensables e hidrocarburos de cadena más corta como la gasolina, el queroseno, el diésel, los lubricantes u otras ceras y parafinas.

Aunque el principio de tratamiento se puede aplicar a cualquier material con base de carbono, incluyendo la biomasa que hemos tratado en puntos anteriores, la tecnología de despolimerización necesita adaptarse de forma sustancial a los distintos residuos tratados y puede volverse muy compleja en función de su distinta composición elemental, lo que impide su uso para fracciones complejas. Por otro lado, la presencia de elementos en la materia de entrada tan comunes como el oxígeno o el cloro pueden ser perjudiciales para el proceso, generando graves problemas de oxidación.

En España ya se están llevando a cabo experiencias en este sentido. La empresa El Ecofa, S.A. dispone de un proceso de despolimerización catalítica en continuo de termoplásticos, ECOFAplast, que se encuentra probando en colaboración con Rivamadrid y Eco Hispánica, y con el que ya ha demostrado su capacidad de obtener diesel sintético a partir de la fracción de termoplásticos obtenida a partir de los residuos sólidos urbanos.

Pero es que además, cuando lleguemos al 2015, es posible que "Doc" no sólo pueda alimentar el condensador de fluzo con los residuos de la basura, el aluminio o los plásticos que encuentre en el cubo, los últimos avances de la tecnología indican que quizá pueda incluso utilizar aguas residuales para suministrar electricidad a su vehículo. 

Así lo ven empresas como Pilus Energy, que propone el tratamiento de las aguas residuales con organismos modificados genéticamente que consumen la materia orgánica, generan biogas y producen una electricidad, fruto de la metabolización realizada, que donan al sistema, depurando a su vez el agua. El sistema, actualmente en su tercera generación de biorreactores, podría llegar a suponer una revolución en el mundo del tratamiento de aguas y de la generación energética, con potenciales de generación de hasta 1.100 TWh al año.

Lo que está claro es que combustible no le va a faltar a DOC para regresar al pasado a recoger a Marty. Con una producción media aproximada de 1,47 kg/habitante de residuos urbanos en un sólo día el Delorean tiene garantizado el suministro con total tranquilidad.

Personalmente me quedo mucho más tranquilo al comprobar que Marty McFly podrá volver al futuro para evitar que sus hijos cometan una imprudencia, eso sí, me temo que la escena tendrá que cambiar algo respecto a la original, pues existen determinados "fails" que no parece que se correspondan con el futuro en el 2015.... es misión del lector encontrarlos.


Dedicatoria: Quiero dedicar este post a mi amigo Luis, un auténtico "Doc", y a su inseparable "Marty McFly".... por los viejos tiempos, amigos.


Enlaces de interés:
Residuos urbanos, una fuente de energía renovable y sostenible - Javier Ansonera.
Situación y potencial de producción de biogas - IDAE  
Observatorio de las energías renovables en Europa - EurObserv'ER
Harvest Power Canada - Plantas de biometanización.
Abengoa - W2B generation.
Enerkem - Waste becomes biofuels.
Fiberight - Converting waste to biofuel.
O2E Technologies
TermoChem Recovery International.
Waste Management World - Waste to Biofuel. 
Green-e. Waste to Energy.
Biofuels Digest - Diario sobre biofuel a nivel internacional.
Pilus Energy - Wastewater remediation.
Proyecto Dalh2orean - de la UPC. 
Alhymotion - Una empresa Reflectia
Waste2tricity.
 

Comentarios

  1. Interesante publicación. Prueba de que todo lo que el ser humano pueda imaginar, tarde o temprano se llega a realizar.

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    1. Gracias por el comentario, celebro que te guste el artículo. La verdad es que esta perspectiva nos hace ver efectivamente que los límites del ser humano, muchas veces, están sólo en su imaginación.

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  2. Interesante publicación. Prueba de que todo lo que el ser humano pueda imaginar, tarde o temprano se llega a realizar.

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